
Por Pamela Vázquez vía Glamour
Algunos ven comfort movies, otros se alegran el día con música, pero hay quienes tienen el síndrome de volver a la cama. ¿Qué es eso? Pues verás, aunque por su nombre parezca un elegante término científico, no se trata de un diagnóstico como tal, es más bien una astuta frase que el sitio ‘Wondermind’ creó para referirse a un comportamiento común para afrontar la inconformidad de los problemas: pausar todo e irse a dormir.
Las situaciones desagradables de cualquier tipo son difíciles de atravesar, y hay algunas que te exigen tomarte un descanso para poder regular tu sistema nervioso y volver a ellas con una mejor disposición para resolverlas. Además de respirar, dar un paseo, tomar agua o distraerse, muchas personas suelen recurir al lugar más seguro y cómodo de su hogar.
Mientras que esto puede ser un recurso de salud mental funcional, cuando se convierte en un comportamiento compulsivo que se presenta ante el más mínimo inconveniente, entonces ya no está ayudando a superar los problemas. Te contamos qué puedes hacer para romper con el círculo vicioso.
¿Qué causa el síndrome de volver a la cama?
Los episodios de estrés o ansiedad severos son agotadores físicamente, pues las reacciones químicas que producen en el cerebro se manifiestan como tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, aumento de la respiración, mayor flujo de la sangre en las extremidades, entre otros. Por ello, es lógico que sintamos un repentino e intenso cansancio cuando terminan, lo cual inevitablemente conlleva al sueño.
Pero cuando este no llega después de resolver el problema, más bien se transforma de un efecto colateral a un mecanismo de defensa maladaptativo, pues la mente induce el sueño como distractor de lo que está pasando o coartada para salir de la situación incómoda a un espacio tranquilo, seguro y cómodo que brinda confort.
Es entonces cuando empieza a interponerse en la resolución de conflictos y alimenta la tóxica práctica de huir de los problemas, lo cual no solo no los elimina, sino que aumenta su impacto negativo porque se crea un bola de nieve creciendo descontroladamente.
¿Cómo romper con el síndrome de volver a la cama?
Aunque parezca una situación imposible de resolver, tiene cura y se necesita esfuerzo constante, así que trata de mantener el ritmo. Pero si lo rompes, no te juzgues, solo vuelve a retomarlo y listo.
Lo primero que debes hacer es eliminar la tentación. Ver tu cama hecha es un bloqueo automático de la flojera o el sueño, pues no se ve tan cómoda y produce una sensación de no querer arruinar su aspecto ordenado.
No todos los problemas generan las mismas emociones y saber cuál son tus peores enemigos te ayudará a tener un mejor conocimiento de ti misma y prepararte mentalmente para cuando se acerquen, de modo que puedas repitir afirmaciones como “no tengo sueño, quiero volver a la cama porque se avecina este problema, pero eso no me ayudará a enfrentarlo”.
Tomar la responsabilidad de afrontar tus problemas no significa que no puedas recibir apoyo. Fisiológicamente hay una alteración real de tu sistema nervioso y para pensar con mayor claridad en la solución necesitas estabilizarlo. Hacer un poco de movimiento, tomar una bebida relajante, dar un paseo, etcétera, son algunas de las opciones más saludables y efectivas.
Si duermes correctamente durante la noche, inevitablemente tendrás más energía por más tiempo, lo que te ayudará a evitar el deseo de tomar siestas durante el día. Duerme de siete a ocho horas diarias en un lugar acogedor y oscuro sin ruido ni distracciones.
Finalmente, nunca está demás solicitar el apoyo de un profesional de la salud mental quien te puede recetar el tratamiento más adecuado para ti de modo que puedas superar el tema con mayores y mejores recursos.
De nuevo, el síndrome de volver a la cama no es un diagnóstico científico con años de investigación, pero sí resume en pocas palabras un comportamiento común que puede intervenir en el desarrollo normal de la vida, por lo cual necesita atención. Si tú lo padeces, prueba estos consejos para superarlo.