
Las querellas señalan tanto el almacenamiento ilegal de agua en ollas clandestinas como la deforestación de zonas de recarga hídricas.
Por Arturo Molina
Morelia, Mich., a 25 de abril del 2025.- La Secretaría de Medio Ambiente de Michoacán presentó un paquete de 70 denuncias por cambio ilegal de uso de suelo y daño ambiental en la región de Madero en los primeros meses de este 2025.
Las querellas señalan tanto el almacenamiento ilegal de agua en ollas clandestinas como la deforestación de zonas de recarga hídricas.
Del total de denuncias, al menos 20 fueron presentadas ante la PROFEPA con información del programa de monitoreo satelital Guardián Forestal.
Alejandro Méndez, titular de la Secretaría de Medio Ambiente reconoció que la zona es prioritaria por los recientes conflictos por el agua que se generaron a nivel de cuenca hidrológica.
Las afectaciones en las zonas de la sierra de Villa Madero provocaron la sequía más pronunciado en el Río Carácuaro y la zona del Bajo Balsas, lo que provocó conflictos entre las comunidades de la tierra caliente.
El programa de vigilancia satelital pondrá énfasis en la región que ha sido calificada como el tercer polo de desarrollo del aguacate, por el incesante crecimiento de las huertas de monocultivos, incluyendo las frutillas.
El Consejo Promotor para del Área Natural Protegida de Madero y Acuitzio han señalado la devastación ambiental en los últimos 10 años.
En zonas de la microcuenca Porúas, San Pedro, Etúcuaro, el Capulín, Curucupatzeo y Carácuaro se han visto afectados.
“El avance de la deforestación ha sido tal que la microcuenca ha entrado en una espiral de degradación constante cuyos efectos han sido, entre otros, la insostenibilidad de los plantíos en los términos en que hasta ahora sobreviven y una creciente tensión social por el acceso al agua de los pobladores que viven en estos lugares”, señalan los comuneros.
Advierten que la sequía ha generado una mayor incidencia de robo de agua de los arroyos que bajan desde la sierra, así como la perforación de pozos de agua que finalmente terminan por secar al resto de los ejidos y tierras de cultivos comunales de la zona.