#VideoColumna: Aconteceres
Escrito por Radio Mejor el 16 de noviembre de 2023
Por María de Bernal
Hablando de caras largas. En algún programa anterior mencionábamos lo raro que es encontrar una cara sonriente y me quedo pensando que quizá una razón es porque padecemos una enfermedad muy seria llamada aburrimiento. Y no hablo de ese aburrimiento pasajero que es incluso necesario, cuando requerimos de un buen descanso después de una jornada de trabajo, por ejemplo.
No, no. El aburrimiento del que hablo tiene una raíz más profunda. Veamos, es el “no tengo ganas de nada, no quiero a nadie, nada me llena, nada me gusta, nada me importa verdaderamente, no le encuentro sentido a mi vida, no me siento llamado a nada que valga la pena, no tengo más horizonte que la punta de mi nariz”.
Es, además, muy notorio encontrar estas actitudes en los jóvenes de un modo muy marcado. Pero, ¿cómo? Si la vida está llena de cosas emocionantes, cosas que hay que disfrutar intensamente.
Sólo por mencionar algunas, ¿cuántos paisajes hermosos conoces y cuántos te quedan por descubrir? ¿cuánta tecnología sabes usar y cuánta ni siquiera sabes que existe?
Sabemos que la cocina mexicana tiene una variedad extensísima de sabores, ¿los conoces todos? ¿y los de otros lados del mundo. Los libros, una riqueza inacabable. No podrás leer ni una millonésima parte de los que hay escritos. ¿A cuántos seres humanos conoces de los millones que existen? ¿Y tú, ese ser único, original, irrepetible, te conoces? ¿has explorado tu interior, sabes quién eres más allá de tu nombre, cuáles son tus capacidades, tus anhelos, tus dolores?
Y con tanto por hacer, con tanto qué conocer, con tantos pendientes, ¿tienes tiempo de aburrirte? Es curioso que si nos imaginamos un hombre del campo del siglo XVII podríamos pensar en un gran aburrimiento. ¡Imagínate! Sólo esperar a que salga el sol para empezar el día y esperar a que se oculte para terminar. ¿Y todas las horas de la noche? Sin luz eléctrica, y sin celular, o televisión, o computadora, o tal o cual.
Pero resulta que es justo ahora, siglo XXI en pleno, siglo que tiene todo tipo distracciones, una enorme cantidad de diversiones, desde los espectaculares en las calles hasta las pantallas de televisión pasando por mil cosas más, cuando encontramos mucha gente aburrida. Gente que por tenerlo todo hecho ha perdido la deliciosa costumbre de pensar y disfrutar y que ingenuamente piensa que hay que divertirse para desaburrirse cuando en realidad las diversiones no son más que un paliativo, como una especie de analgésico que alivia momentáneamente el dolor pero no cura la enfermedad.
Y lo que pasa es que llevan su aburrimiento a donde van porque para curar el vacío no es necesario cambiar de lugar sino aprender a llenarse de verdadera riqueza, de verdadera humanidad.
Tenemos al alcance la oportunidad para vivir el gozo, la alegría, la gratitud por tanta riqueza a nuestro alrededor. No es cuestión de dinero, sino de actitud. Mira, conozco a alguien que ha coleccionado folletos de turismo y se los sabe de memoria, al grado que te puede decir cómo es una ciudad, sus monumentos, sus calles, sus restaurantes, sus lugares relevantes sin haber estado ahí jamás.
Dice el dicho que sólo los tontos se aburren. Pues sí, porque es una gran tontería hacer del aburrimiento una forma de vida, sin más horizonte que no tener horizontes.