México Independiente
Escrito por Jesús Marcha el 16 de septiembre de 2024
Por.- María de Bernal
Celebramos hoy un acontecimiento señaladísimo en la historia de nuestro país. Sabemos que en un día como hoy en la madrugada, el cura Hidalgo entusiasmó a un ejército de mexicanos para pelear por la independencia de nuestra nación. Al menos, es lo que nos han contado, es lo que nos enseñaron en la escuela. Algo de cierto habrá.
La historia nos cuenta que la situación en México, que entonces se llamaba la Nueva España, era muy difícil para la gran mayoría de la población y, de hecho, era un país dependiente de la corona española, en el que había tremendas desigualdades, incluso había esclavitud como práctica común. Y apareció en Dolores este curita que se oponía al sufrimiento de su pueblo y a la dominación española y se levantó en armas buscando una mejor vida, justa y digna para todos, una patria que fuera libre y en la que todos los ciudadanos pudieran gozar de Derechos como un trabajo bien remunerado y un hogar. Quería lograr un país próspero eliminando la desigualdad, desarrollando la industria y la agricultura y formar una nación culta por medio de la educación.
Quiero destacar una de las frases famosas del Cura Hidalgo, el Padre de la Patria: decía y defendía que “siendo contra los clamores de la naturaleza vender a los hombres, quedan abolidas las leyes de la esclavitud”.
Hoy por hoy, parece no le hacemos mucho caso al padre Hidalgo. Vemos todos los días noticias de trata de personas, por ejemplo. Una realidad degradante, humillante, envilecedora tanto de quien la practica como de quien la padece. Si la naturaleza humana rechaza la venta de personas, imagínate qué afrenta es esto de la trata, por no hablar del delito que significa.
No cabe duda que la drogadicción es una forma importante de esclavitud. Y hay quien se dedica a esclavizar a los demás ofreciendo el consumo de sustancias adictivas, dañinas y esclavizantes haciendo, aparte, fortunas gigantescas a costa de la salud física y moral de los consumidores.
Otra forma sutil pero grave de esclavitud es el servilismo. Esa actitud indigna y rastrera de adulación de quien lame los pies del superior con tal de conservar la chamba o los privilegios o las prebendas, o lo que sea. Me hace recordar una frase de un novelista del siglo pasado, Sinclair, que decía que “es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”. Muy triste. También conocemos lo que se llaman codependencias, que tienen como resultado importante la anulación de una o varias personas en torno a alguien en particular que es muy demandante y tirano, y la persona anulada es incapaz de retirarse por sí misma de una relación que es enfermiza y muy insana. Evidentemente estamos hablando de otra forma de esclavitud.
En México hay cerca de cuatrocientos mil personas que padecen esclavitud al estilo de antes en la industria de la construcción, la manufactura de tantos tipos de materiales, las granjas y ventas minoristas. También hay esclavitud sexual desde edades muy tempranas y muchos niños que por diversas razones están en situación de calle y que son obligados a la mendicidad. Podemos ver que hay sectores de la población en México que están muy lejos de realizar el sueño del Cura Hidalgo, lejos de una vida libre y digna. Ojalá que poco a poco podamos celebrar el 16 de septiembre con una realidad distinta. México querido, México lindo, te quiero entero, liberado de tiranías y esclavitudes, apoyado en cada uno de los mexicanos que queremos hacer de ti una patria hermosa, firme, bien hecha, sólida y profundamente amada.