Aconteceres: Filofobia

Escrito por el 22 de abril de 2024

Por María de Bernal

Desde que el mundo es mundo han existido diversos modos de actuar, de sentir, de pensar, de resolver problemas, de ver la vida, de valorar conductas, de relacionarse con el cosmos, de convivir y de vivir en sociedad. También han existido diferentes rangos en el aprecio de ciertos valores que enriquecen la vida humana.

En los tiempos que vivimos, encontramos que estos valores han ido cambiando de lugar en el aprecio de grupos sociales importantes. Hay conjuntos de personas de entre 25 y 40 años en los que se da una obsesión preocupante por el éxito laboral a costa de lo que sea y que va unida a un materialismo exagerado con el consiguiente consumismo.

Estas personas son, generalmente, inmaduras porque sólo parece importarles su propio bienestar y la propia satisfacción de gustos y deseos. Esto los hace narcisistas, muchas veces muy arrogantes y aislados del resto del mundo. Le tienen terror al compromiso y se entiende. Por lo mismo, son solteros que se han autoconvertido en el centro del universo, “libres como el viento”, según dicen, aunque en realidad sabemos que tienen una muy baja autoestima que proyectan en sus sueños de grandeza y en la exageración al relatar sus éxitos, son autocomplacientes y requieren con ansias de la alabanza y el reconocimiento ajenos, con un rechazo a establecer o a mantener relaciones significativas.

Es importante mencionar que no estamos hablando de una enfermedad sino describiendo un modelo de comportamiento muy extendido entre los jóvenes de las edades que dijimos antes y que está asociado a la ansiedad, la inseguridad y la desconfianza. Los expertos le han llamado síndrome de Simón, por sus siglas, en el caso de los varones: soltero, inmaduro, materialista, obsesionado y narcisista. En el caso de las mujeres, que es menos frecuente, le llaman síndrome de Afrodita y se da con los matices propios de cada sexo. La psicóloga Jessica Prado dice que estos perfiles “son las reacciones naturales de ambos sexos al mismo miedo”, es decir, es la filofobia, miedo al amor o pánico a comprometerse.

Esta misma psicóloga explica que “Simón tiene miedo al compromiso por tener que renunciar a ser su prioridad y Afrodita comparte esta fobia por miedo al fracaso y al sufrimiento”.

Por eso es que encontramos una jerarquía de valores diferente y, al parecer, muy propia de nuestro tiempo. Si hiciéramos una encuesta, veríamos que se ha cambiado la satisfacción de ser auténtico, por el vivir pendiente de la propia imagen y del “qué dirán”; de la riqueza humana del trabajo en equipo al protagonismo solitario; del uso racional de las cosas a nuestro servicio al consumismo salvaje; de la dicha de crecer y ser mejor cada día a permanecer en la inmadurez de Peter Pan; de la delicia de ser con otros en el amor, al aislamiento y a la indiferencia.

Tal vez la filofobia no es más que otra manifestación de un ambiente generalizado en el que encontramos una vasta serie de condiciones en lo cotidiano que no son, precisamente lo más humano que podemos vivir. Miedos, incapacidades voluntarias, inseguridades, desconfianza, obsesiones, suspicacias, incluso imaginaciones que nos impiden tener una vida plena y feliz. Por lo pronto, a los Simones y a las Afroditas de hoy les invito a descubrir la causa de su miedo para poder recuperar la libertad y la capacidad de respirar a pleno pulmón y volver, así, a lo plenamente humano.


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