Aconteceres: Del “Para mí”, al “Para ti”
Escrito por Radio Mejor el 19 de febrero de 2025
Por María de Bernal
Parece un buen mes para pensar en el amor y tratar de descubrir qué entendemos por amor. Dicen que desde que el mundo es mundo, el arte en todas sus expresiones ha sido objeto de anécdotas, reflexiones, pensamientos, historias,
imágenes, música, poesía, en torno al amor. Y no lo acabamos de definir, por más intentos que hagamos. Y es que el amor “es un algo sin nombre que obsesiona a un hombre por una mujer”, como dice la canción.
Hablamos, quizá, de un sentimiento poderosísimo que empieza en un “me gustas” que va creciendo con el trato y la cercanía, me atraes como el imán al metal, mi vida es otra desde que entraste en ella, aquí quiero estar siempre. Y el “me gustas” poco a poco va cambiando a “te quiero” y sólo para mí, mis pensamientos sólo giran en torno a ti, cuando te veo me late el corazón, me sudan las manos, enrojezco y me pongo tremendamente torpe. Me fascinas, quiero estar contigo todo el día y todos los días y nada más que contigo. Estar contigo me hace feliz, y todos me envidian.
Estoy enamorado, muy enamorado y te quiero para mí. Podemos ver que lo que hemos dicho es una serie de realidades que giran en torno a mí, es lo que siento, lo que me gusta, lo que me haces sentir, todo es un “para mí”. Pero, ¿será esto el amor? Todo es muy lindo, es verdad, estar enamorado es una experiencia maravillosa, -¿recuerdan “el cartero de Neruda”?- pero hace falta dar el mejor paso de todos, del “para mí” al “para ti”. Es decir, te quiero como eres, no por lo que me das, no por lo que siento, no por lo que haces o dices, te quiero por lo que eres, y, por eso, me comprometo contigo a ser lo mejor que podemos
ser, pongo lo mejor de mí para que seas tu mejor “tú, buscaré tu bien siempre en el que, por cierto, encuentro el mío propio.
Aquí, la búsqueda ya cambió de dirección, si antes pensaba en mi bienestar y mis sentimientos, ahora pienso en ti y en comprometerme contigo en un acto clarísimo de la voluntad, es decir, porque te quiero, ahora “me quiero” para ti. El amor, así, se convierte en una entrega gozosa que busca lo mejor para el amado, más allá de situaciones presentes, más allá de sentimientos o de emociones y sensaciones amorosas, más allá de dificultades que bien se pueden dar (como en cualquier relación humana). El criterio actual para muchas cosas es, justamente, quedarse en este “me gustas”.
Me atrevo a decir que es la razón por la que hay jóvenes que cambian de carrera dos y tres veces, o que no pueden terminar algo que empiezan, por ejemplo. En el amor, es más grave, porque habla de una gran inmadurez que va de la mano con
un gran individualismo. La tumba del amor, vaya, no hay manera de que en semejante tierra estéril florezca nada.
Hay quien dice que en nuestro mundo han proliferado la desesperanza, el hastío, el vacío existencial, la frialdad y la indiferencia, por lo que se sufre más de lo que creemos. Y todo esto no tiene más que una razón: no sabemos amar.
Tenemos, entonces, la gran noticia: si enamorarse es algo que me pasa, que no depende de mí, que sucede al margen de mi voluntad, el verdadero amor sí depende de mí, depende de que yo quiera amar, de que yo me empeñe en lograrlo.
No hablamos ya sólo del amor de un hombre y una mujer, hablamos del amor que podemos vivir y repartir a manos llenas con sólo un cambio de actitud, del todo para mí al todo para ti. Amigos, papás, hermanos, familia, compañeros, la humanidad toda nos necesitan. Recordemos aquella frase que dice que si tú no ardes de amor, muchos morirán de frío.