Aconteceres: Civismo

Escrito por el 15 de mayo de 2024

Por María de Bernal

Es importante que insistamos en este proceso que se lleva a cabo en nuestro México estos días. Son las elecciones que en esta ocasión revisten una particular relevancia. Así que ahí vamos.

Si hiciéramos una encuesta entre vecinos, familiares y conocidos, sabríamos que la mayoría no tiene la más pálida idea de lo que es un diputado, o de lo que debiera ser.

Todo se nos queda en maldecir a la clase política por su avaricia, su impunidad, gracias a nuestro voto o, peor todavía, por nuestra desidia, indiferencia y pereza que se convierte en abstención y así se crea una mayoría por ausencia de votos.

Hago memoria de hace décadas, había una materia que se estudiaba como parte importante de lo académico y se llamaba civismo. En ella aprendías a ser buen ciudadano, a tener comportamientos adecuados con buenos modales en todos los ámbitos, respetar y proteger el bien común, a discernir los diferentes modos de pensamiento y su posible impacto en la sociedad. Por lo mismo, sabías cómo se conformaba la vida política de tu país, qué es un funcionario público, cuáles son los tres poderes que conforman el gobierno, cuáles son sus funciones y quiénes los componen.

La importancia de una buena ciudadanía incluía conocimientos básicos pero indispensables como el saber qué es un diputado y quién es tu diputado. Hoy por hoy, vamos a votar sin saber siquiera el nombre de quien nos representa. Y es importante recordar que un diputado es alguien elegido por mayoría para representarnos en la cámara legislativa de la nación, y que tiene la facultad de elaborar leyes que modificarán, para bien o para mal, la vida pública de los mexicanos.

Necesitamos estar enterados de quiénes son estas personas, cómo piensan, cuál es su formación académica, cuánta es su experiencia en lo laboral y social, qué preparación tiene en la cuestión política, cuáles son sus verdaderos valores en torno a la familia, al trabajo, a la dignidad de la persona, a la dignidad de cada mexicano, a la importancia de la educación y de la salud, de qué tamaño es su integridad y sus ganas de trabajar por el bien de México, cómo es su calidad humana.

Y lo mismo podemos decir de los candidatos a senador y a los demás puestos de servicio público. Pero nos interesa en particular dejar claro qué son estos funcionarios que legislan, que elaboran leyes, que dirigen la vida pública de los mexicanos. Así que veamos, ¿qué es un senador?

Como los diputados, los senadores son personas elegidas por votación que conforman la llamada “cámara alta” en donde se ratifica, se modifica o se rechaza las resoluciones de la “cámara baja”, o sea, las iniciativas de ley de la cámara de diputados. Imagínate, entonces, que un senador tiene la autoridad para decir qué ley es buena y cuál no para normar la vida de los mexicanos. Porque de eso se trata.

Sabemos que hay leyes que favorecen a unos cuantos, lo que lógicamente redunda en perjuicio de la mayoría. Y son leyes aprobadas en el Senado. Y esto sucede, en gran parte, porque los ciudadanos no hacemos presencia, no exigimos una representación digna, permanecemos al margen de lo que sucede en el gobierno y sólo nos quedamos con noticias aisladas, que en su mayoría son manipuladas.

Amigos, es hora de despertar. No podemos permitir que otros tomen decisiones sobre nuestras vidas sin que haya una voz de protesta. Ya es hora de actuar en serio. El abstencionismo ha dado por resultado gobiernos ineficaces, corruptos, autoritarios y esto, a todos los niveles, es decir, no sólo presidentes, senadores y diputados, sino gobernadores y presidentes municipales además de una larga lista de funcionarios públicos. Es imprescindible que seamos responsables, verdaderamente responsables de lo que sucede en nuestro México.

No sé qué tan cierto sea eso de que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Lo que sí sé es que si no quiero que las cosas sigan como están, necesito ponerme manos a la obra y empezar a cumplir con mi deber de buen ciudadano.

Empezando por mi voto responsable y bien pensado el 2 de junio.


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